6.07.2008

DEDICACIONES PARA UN ANGEL 3

La ciudad está fundida en sangre.
La niebla roja llena las calles de amargura y soledad.
Llega a cada poro de mi cuerpo
y es el detonador perfecto para el narcisismo.
En mi mente soy el único objetivo
y tú te vuelves un segundo plano en la foto de mi pasado.


Sin quererlo te he vuelto a escribir,
pero de un modo distinto,
donde no eres más que el fondo de la pintura que dibujo;
un personaje de reparto en la película que protagonizo.

Salgo a la calle con la mirada trastornada.
Veo a la gente que sufre la pena de tu pérdida
y me río hipócritamente en los rostros
de lo que lastímeros me imploran
humildad y un poco de empatía.

Mas tu apatía hacia el sentimiento
ha transformado mi prudencia en egoísmo
y las sonrisas de los niños
en llanto de sangre.

Ya no importa si me desconocen o se espantan.
Ahora me admiran y conocen
las nuevas prioridades del mundo,
en las cuales no figuras ni por asomo.

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