Viendo la luna recordé tu lindo rostro, tu cara de niña bonita, tu semblante de mujer inteligente. Pienso en tus ojos tiernos y vivaces, la magia que brota de ellos. He recordado la naturaleza de tu sonrisa y gracias a ella siento una paz interna que me relaja y me conforta. Siento que me invade una emoción al recordar tus labios que me encantaría probar.
Me gustas, ahora lo sabes; y por eso camino pensando en tu presencia. Tu imagen viene a mí y me transporta a otro camino que no he recorrido, ya no camino por la calle oscura y solitaria que piso a diario, ahora camino por tu sombra, acercándome cada vez más a ti, llenándome una vez más de tu esencia, compartiendo un mismo espacio contigo y con tu alma.
Ese camino que quiero recorrer una y otra vez, eternamente.
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